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Pase lo que pase, mi corazón se va a morir de pájaro. Tal vez esa sea mi única victoria.

martes, 27 de noviembre de 2012

Tornasoles.


En un jardín de seres tornasoles,

colosos

amantes de las estrellas.

Me senté entre ellos a mirar el sol

cuando caía de a pedazos ante mis ojos atónitos

y mis manos ordinariamente azules.

Descubrí el amor púrpura,

inconstante;

la sensualidad cual puñal de agua

desdeñando mis ocasos.

Las rejas tornasoles como los seres,

como el amor,

un Dios hecho todo de horizonte.

Luego una lágrima perdida en aquel cielo dorado,

pequeña y clandestina

lágrima azul,

espacio suficiente donde no extinguirme.

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