Nunca pude comprender porqué alguien querría apedrear a un pájaro. Ellos se ven tan indefensos. Entendí que uno nace armado sólo si viene preparado para la guerra.
Un día me supe ligera y ya estaba volando, entonces renegada de la tierra , descubrí que el cielo no tiene horizontes.
Cada cascote que recibí fue a parar a mi alma ; acalambrada , aprendí que la gente desconoce y teme, teme y hiere, porque apenas sabe de sí misma, porque sólo alcanza a divisar sus propios agujeros y necesita tocar para creer.
Pero el más allá no es un lugar inalcanzable, es el más acá de todo. Un abismo inconmensurable que no se agota nunca, como las raíces del árbol que no se ven porque están enterradas, pero lo sostienen todo.
Esta inhumanidad que padezco, este divorcio existencial del mundo y sus ofertas despiadadas; este capítulo interminable de mí misma , me hace recordar que mi destino es la soledad… por que los pájaros solo podemos volar abrazados al viento.
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