con las espinas más duras
que maduró en mi carne
y luego todo herida
y yo casi sin sangre
queriendo ser un beso
naciéndole a tu boca.
Partiéndose en mis labios,
amargas soledades
y senos temblorosos
en fría obscuridad.
Ya no tengo mis días
ahora soy todo sombra
y me pierdo en mi verso
buscando algún lugar
donde me quede cielo,
donde me soplo aire
quemándose en la sal.
Mientras la luna toda
se deshace en tus manos
y tú mi dulce rosa
también sangrando estás.
Daniela Tomé.





