Para que llorar y sentir y sangrar,
los golpes te rompen mucho más allá de ellos,
te rompen para siempre.
Cuando llega un beso, una caricia, una sonrisa que lo cambia todo
menos el dolor del que aprendimos.
Por que la sed del desierto es inexplicable
y la vida una gran y perversa ironía
para los hambrientos,
los urgidos, necesitados del amor.
Todo el mundo desea tenerte cuando no tienes a nadie
y por esa necesidad de entregarte,
ni siquiera te tienes a vos mismo.

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