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Pase lo que pase, mi corazón se va a morir de pájaro. Tal vez esa sea mi única victoria.

domingo, 22 de enero de 2012



Decididamente no entendía el porqué de la discusión, creyó que era una cuestión de nobleza y como ella era lo suficientemente plebe, se quedó perpleja... entonces comprendió.
Le había señalado el camino al joven Príncipe, pero él prefirió interpretar las cosas a su manera y continuar su entretenida discusión con el Conde. Al fin y al cabo todo era una "sana" competencia.
Ella se miró los pies descalzos y sucios, la ropa harapienta, la calabaza, calabaza. Dejó sus sueños amontonados en un rincón y emprendió el camino a  casa. La casa, el bosque, suficientemente frondoso para no ser hallada más que por el viento que hoy venía a darle la bienvenida eterna.

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