Filoso y bello como un diamante,
he bebido del mar hasta enloquecer.
He sido raíz
y buscado el brote
Cautiva, adherida a la tierra hasta fenecer.
Mas el cielo
con ese fulgor que aspiran los días,
que nunca es el mismo,
salva mis plegarias zurcidas al silencio.
Arrojo en sus alas,..
perfume de tormentas...
de Sol y de Trueno
y Ay del cielo!
que de mis venas
no vuelve.
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