No vengo a que te quedes quieto,
vengo a sembrarte moretones en el alma,
a descoserte los ojos con un beso,
a arrebatarte esa quietud que engaña.
La vida por mi sangre pasa y se estrella ,
laberintos en tu sombra alcanza.
Naves, gritos! el cielo caído ante tus pasos
me pisas, me ignoras, me amas?
Pues siente,
siente que esto no abrirá ninguna puerta,
en tu boca estallarán todas las ventanas.
Y mientras esta distancia continúe durmiendo
a cada lado de la cama,
no hay sociego posible.
Endiablado corazón cercado desde lejos.
Pasas y me extingues
y en tu verbo nazco tan febril!
por eso vengo, impaciente,
de saliva estancada en mi garganta.
Sin arrepentimiento, vengo
a brindarte mi batalla.
